Nuevo Reglamento que regula Los microplásticos de origen en el césped artificial.
El 17 de octubre de 2023 se aprobó el Reglamento (UE) 2023/2055 por el que se regula el uso de microplásticos de origen en los productos que se comercializan en la Unión Europea.
En el ámbito deportivo, este Reglamento afecta al uso de granulados poliméricos como material de relleno en instalaciones deportivas de césped artificial, ya que son considerados como microplásticos todas aquellas partículas de origen polimérico con un diámetro inferior a 5 mm como pueden ser los granulados de SBR, EPDM o TPE. Sin embargo, este Reglamento no afecta al césped artificial, y en ningún caso obligará a la desinstalación de los campos ya existentes.
Dada la complejidad de este cambio, tanto para las empresas fabricantes como para las instaladoras, la Unión Europea ha planteado una moratoria de 8 años. Esto significa que, hasta el 17 de octubre de 2031, es posible seguir instalando campos de césped artificial con rellenos considerados microplásticos, siendo el más común el SBR, derivado del reciclaje de neumáticos usados. A partir de esta fecha, no se podrán instalar nuevos campos de césped artificial con este tipo de granulados en su relleno, pero sí que se podrán instalar campos de césped artificial que usen otro tipo de alternativas.
Así pues, se ha abierto un nuevo paradigma en el que es necesario innovar tanto en la aplicación de nuevos rellenos alternativos que no sean considerados microplásticos, como en el rediseño de los sistemas deportivos de césped artificial para adaptarse a las características funcionales de estos nuevos rellenos. E incluso desarrollar alternativas que no requieran del uso de material de relleno, así como de nuevos procedimientos de mantenimiento que optimicen el estado de estas nuevas superficies a la vez que alargan su vida útil.
En este sentido, desde el Instituto de Biomecánica (IBV) llevamos años trabajando en colaboración con importantes empresas del sector de los pavimentos deportivos para lograr alternativas respetuosas ambientalmente y que presenten un rendimiento óptimo, así como para generar buenas prácticas en el mantenimiento y diseño de las instalaciones. El objetivo final es lograr aunar la satisfacción de los usuarios a través de un rendimiento deportivo y unas condiciones de seguridad óptimas, minimizando el impacto ambiental de las soluciones obtenidas.
Imagen de Sports Analysis Lab del Instituto de Biomecánica (IBV)
Alternativas a los microplásticos en los rellenos de césped artificial
Las alternativas más prometedoras y por las que la industria está apostando en la actualidad se basan en el diseño de nuevos sistemas que emplean rellenos orgánicos o poliméricos biodegradables, y se está trabajando también de forma intensa en césped artificial con unas características que permitan prescindir del relleno manteniendo las propiedades funcionales.
En este sentido, se están usando diversos granulados de origen orgánico como el corcho o el granulado de maíz con resultados satisfactorios, y ventajas respecto a los rellenos poliméricos, como por ejemplo una menor temperatura superficial del pavimento, especialmente importante en los meses de verano en los que el sol provoca que materiales como el caucho o el EPDM alcancen temperaturas muy elevadas. Existen también otras alternativas orgánicas como el hueso de aceituna o derivados de la madera que están en la actualidad validándose.
Ejemplos de granulados de origen orgánico
Sin embargo, estos nuevos granulados también presentan inconvenientes respecto a los rellenos poliméricos, como un precio generalmente más elevado, una disponibilidad de material más limitada, posibilidad de crecimiento de hongos o malas hierbas, así como una elevada flotabilidad, que provoca que con las lluvias se pierda una mayor cantidad de relleno. En este contexto, adquiere una gran relevancia la innovación en nuevos productos de hierba artificial que se adapten a las características de los nuevos tipos de granulados de relleno orgánico, siendo los aspectos más relevantes: la capacidad del césped para retener la partícula, la interacción entre la partícula y la fibra, principalmente para reducir la degradación de esta última, y su comportamiento físico-mecánico y biomecánico (fricción, abrasión, etc.), logrando unas características funcionales que sean acordes a los estándares de rendimiento definidos por las diversas federaciones deportivas como FIFA o World Rugby.
La prohibición de la Comisión Europea relativa a los microplásticos incluye también la posibilidad de utilizar polímeros biodegradables con unas propiedades específicas: “…tendrán que disolverse en agua o en tierra a los seis meses o dos años respectivamente…”. De esta forma, los polímeros biodegradables son una alternativa sostenible a la producción de rellenos orgánicos que permitirían el desarrollo de campos de césped artificial totalmente compostables y reciclables. Sin embargo, uno de los principales problemas de estos rellenos es su durabilidad (vida útil), sobre la que se está trabajando en la actualidad.
Otra alternativa a los rellenos poliméricos considerados microplásticos es el uso de estos mismos rellenos, pero con un tamaño superior a 5 mm. Esta alternativa es la que menos interés presenta a largo plazo, ya que el proceso de desgaste que sufren las partículas durante su vida útil, tanto por la interacción con los jugadores como por su exposición continuada a agentes ambientales (radiación UV, cambios de temperatura, etc.) provocan una degradación que puede acabar generando partículas consideradas microplásticos que, aunque no estarían prohibidos por el nuevo reglamento al no tratarse de microplásticos de origen, sí que generan un problema medioambiental equivalente. Por otro lado, el comportamiento físico-mecánico y biomecánico de las partículas de tamaño mayor a 5 mm no es óptimo en los sistemas de hierba artificial actuales, teniendo que desarrollar nuevos productos para evitar problemas de inestabilidad en la pisada del deportista por los cambios en la deformación que sufre el pavimento, o un bote vertical de la pelota inadecuado.
Ejemplos de rellenos poliméricos: PE, PP, TPE, TPV, etc
Por último, una de las innovaciones en marcha más interesantes es el desarrollo de nuevos productos de hierba artificial sin relleno o con relleno de arena silícea para lastre. Estos productos están bajo desarrollo para la práctica del fútbol, pero todavía no están aprobados por la FIFA. Los principales retos son la interacción de las partículas de arena con la fibra para evitar la degradación por abrasión de las fibras durante el uso (durabilidad) y la optimización del comportamiento biomecánico, ya que la interacción jugador-pavimento debe de ser adecuada y encontrarse dentro de los estándares de seguridad.
¿Qué podemos hacer con los campos de hierba artificial instalados en la actualidad con relleno considerado microplásticos?
Medidas de contención, la solución para evitar la dispersión de microplásticos
Como se ha comentado al inicio del artículo, el nuevo Reglamento no afecta al césped artificial, y en ningún caso obliga a la desinstalación de los campos ya existentes. Incluso es posible, seguir instalando campos con relleno polimérico considerado como microplástico hasta el inicio de la prohibición tras la moratoria.
Sin embargo, desde el punto de vista medioambiental, sería recomendable la introducción de medidas de contención que, instaladas en campos ya existentes o incorporadas al diseño de nuevas instalaciones, permitan retener los granulados de relleno polimérico dentro del campo de césped artificial, evitando de este modo su liberación al medio ambiente. En este sentido, el IBV trabajó conjuntamente con SIGNUS y OZIONA en un proyecto para el diseño, desarrollo y validación de diferentes alternativas para la contención de estos microplásticos en campos de césped artificial con resultados muy prometedores.
En el estudio, se instalaron barreras perimetrales a lo largo del campo para evitar que el viento y el agua arrastrasen partículas de relleno fuera del terreno de juego, un sistema de filtrado en el colector principal de desagüe del campo para la contención de las partículas que arrastrase el agua de lluvia o de riego, puntos de limpieza de las botas para la recogida de las partículas adheridas a la suela de las mismas y contenedores en los vestuarios para la recogida de posibles partículas existentes dentro de las botas o adheridas a la indumentaria de los jugadores.
La principal conclusión del proyecto es que la instalación de medidas de contención del material de relleno en las instalaciones de césped artificial es una medida viable y efectiva para evitar la dispersión de microplásticos al medio ambiente. Aunque el uso de medidas de contención no se incluye en el nuevo reglamento que limita el uso de microplásticos, pueden resultar de especial relevancia para reducir la dispersión de éstos durante la moratoria, y hasta la completa desaparición de campos con este tipo de rellenos.
El mantenimiento del campo como forma de alargar su vida útil
Diferentes estudios demuestran que un mantenimiento adecuado de la instalación deportiva de césped artificial puede alargar su vida útil en condiciones óptimas, resultando en unos beneficios importantes para el medio ambiente.
En este sentido, con la introducción de nuevos materiales de relleno alternativos a los microplásticos se hace necesaria la investigación en nuevas técnicas y procesos de mantenimiento que sean efectivas con estos nuevos rellenos y la monitorización regular de estas nuevas instalaciones para detectar y corregir de forma temprana cualquier problema potencial con la superficie deportiva.
El IBV está trabajando en ambas líneas, por una parte, en profundizar en el comportamiento de los nuevos rellenos y en cómo pueden afectar a la vida útil del césped artificial y, por la otra, en desarrollar nuevos sistemas con la app eyeturf para poder realizar la monitorización regular de los campos de césped artificial de forma ágil y remota, facilitando la gestión del uso y del mantenimiento de la superficie.